19.10.12

Astrología, Nuestra Carta Natal

Hasta el momento de nuestro nacimiento, los planetas y los signos no tienen cuerpo. Existen como principios, pero no se expresan de forma particular y específica. Sin embargo, a la hora exacta y en el lugar de nuestro nacimiento, el patrón siempre cambiante de los cielos se torna fijo, en lo que es el más poderoso momento sísmico de nuestras vidas. Es el momento donde nuestra totalidad indiferenciada, ya que dentro del útero de nuestra madre no tenemos identidad propia,  llega a su fin, y nos encontramos clavados, por así decirlo, a la cruz de la materia, a los dos ejes principales que son los ángulos de la carta. A partir de ese momento somos concretos, atrapados en el drama de los contrarios, que es también el drama de la vida misma.


Cruz de la materia

Cada carta natal es un reflejo del símbolo de la tierra, la cruz dentro del circulo, describe la naturaleza exacta del material específicio, mundo sólido, concreto en el que hemos nacido y por el cual cada uno de nosotros debe manifestarse. Son los ángulos que hacen comprensible el tiempo y el espacio,  nos dan nuestra orientación, nuestro Este, Oeste, Norte y Sur.


Al mismo tiempo, las doce casas astrológicas nacen, teniendo su punto de partida desde el Ascendente. Las casas describen cada área de la vida y todas las relaciones que vamos a encontrar, describen " dónde" o " en qué área de la vida" nos reuniremos, experimentaremos y expresaremos los principios planetarios. Los ángulos y las casas  convierten la imagen universal en un mapa muy particular y específico de la psique individual y en una historia de vida totalmente personal.


Creamos o no, como hacían los antiguos, que nuestras almas eligen la hora y lugar de nacimiento, la realidad es que nuestras vidas están definidas dentro de los límites de nuestra carta natal.


No podemos cambiar o canjear  como si fueran cromos las posiciones de los planetas, o decidir tener otro signo de nacimiento o  que  Venus por ejemplo se encuentre en una casa diferente a la que está. Estamos literalmente pegados a nuestras cartas natales, lo que significa que nada puede suceder que no esté  ya presente como potencial en nuestras cartas de nacimiento.


Lo que resulta interesante desde este punto de vista no es la carta en sí, sino cómo cada uno de nosotros se involucra y participa activamente en la única parte del conjunto que se nos ha asignado, a sabiendas de que la manera en que vivimos nuestras propias vidas se agregará a la suma total de toda la experiencia humana y la existencia.


La carta natal sigue siendo la misma para toda la vida. No hay ninguna garantía de que vamos a estar más integrados, desarrollados o conscientes al final de nuestras vidas de lo que lo éramos al principio.


En última instancia, le corresponde a cada uno de nosotros decidir que ver con nuestra carta natal y cómo vivirla.


Nuestra tarea es trabajar contra  la ceguera de nuestro estado natural, al servicio de la conciencia aumentada.



Veremos cómo se crea un horóscopo en un determinado momento y lugar particular utilizando la carta de una cliente,  prometo será muy interesante...

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